Fruti-consejo #9:

Ficción y No-ficción.

Hay una cierta confusión a la hora de saber qué hace que una historia pertenezca a tal o cual género literario y debido a eso, muchas veces los escritores no prestan mucha atención a saberlo y solo se dejan llevar. Sin embargo, es necesario tener en claro qué es lo que está uno escribiendo para así poder explotar todo el potencial del género que hemos escogido, tomar las características de otro para acoplarlas a nuestra historia o lanzarnos a crear algo nuevo. Los géneros literarios también son indispensables a la hora de promocionar la historia, ya que la catalogación correcta de esta, hará que llegue al público idóneo que la pueda disfrutar.

Si bien hay muchos géneros literarios, la distinción principal que podemos/debemos hacer sobre el contenido de una narrativa, es si es ficcional o no.

No-Ficción:

Le llamamos no-ficción a los géneros que están pensados para retratar la realidad. Parece lógico u obvio, pero no hay que dejarse engañar. Veamos un ejemplo:

Sí estoy escribiendo la historia de amor de mis padres, en teoría, es no ficción ¿verdad? Es algo que sucedió y son personas reales. Pero, ¿si a esta historia le cambio los nombres a los personajes, y quizás agrego un par de episodios o giros de trama para hacerla más emocionante, sigue siendo no-ficción? ¿o si la ambiento en la actualidad? ¿o si solo me baso en lo que me contó mi madre, pero agrego el punto de vista de varios personajes en la narración? ¿Sigue siendo una historia “real”?

Bueno, la respuesta sería, no. Todas esas pequeñas alteraciones de lo que de hecho pasó, hacen que el relato se vuelva ficción, aunque esté basado en la realidad. Esto es, porque en la no-ficción, el autor hace el compromiso con el lector de contarle la verdad. Aunque sabemos que no hay verdades absolutas puesto que todo depende de las subjetividades propias del entorno del autor, este se apegará a los hechos, sea que dé o no, su opinión sobre estos.

Teniendo esto en cuenta, sí pregunto sí la Biblia es una obra de no ficción, de seguro habría personas en un borde y otro dependiendo de sus creencias. Pero, apegándonos a la definición, esto depende de la intención del autor. El valor de verdad que el libro tenga para el lector es irrelevante puesto que cada quién decide qué creer. Entonces, en este caso, la Biblia es una obra de no ficción, puesto que por siglos ha sido vendida como hechos reales. Después, la interpretación que se le haga actualmente, es otra discusión, pero no se puede negar que antaño, lo que allí se relata, se ha tomado como hechos verídicos e históricos.

Otro ejemplo, quizá menos dramático, sería un texto escolar de ciencias del año 2000 en el que dice que el sistema solar, tiene nueve planetas. Veinte años después, se enseña que hay ocho planetas y otro tanto de planetas enanos. ¿Eso quiere decir que los libros texto antiguos son ficción? Pues, claramente no, ya que cuando fueron creados el autor estaba seguro de la verdad de esas sentencias y los lectores de este, confiaban en esa verdad.

En conclusión, un texto de no-ficción depende del compromiso que tenga el autor con el lector para que este crea, sin lugar a dudas, su relato. Es por ello que si, por ejemplo, en una obra periodística los nombres de los protagonistas son cambiados para protegerlos, esto es especificado en algún lugar de dicha obra para que el lector esté al tanto en todo momento de qué es real y qué no, si esto no queda en claro, el autor quedaría como mentiroso.

Aquí una lista de los géneros más conocidos de no-ficción:

  • Artículo o publicación académica y libros de texto.
  • Biografía y Autobiografía.
  • Informe del libro y Crítica literaria.
  • Diarios y Cartas.
  • Diccionario y Enciclopedia.
  • Ensayos.
  • Guías y manuales.
  • Libros de Historia, Periodismo, Filosofía, Ciencia.

Algunos libros de literatura de no-ficción son Operación Masacre de Rodolfo Walsh, A sangre fría de Truman Capote y Relato de un Náufrago de García Márquez.

Ficción:

Por asociación, si la no-ficción es lo real, la ficción deber ser lo inventado ¿no? Sin embargo, para que haya algo ficcional debe haber algo real detrás pues, para comunicarnos, usamos las experiencias conjuntas. Así, sí un autor relata que su protagonista vuela en una silla con alas, el lector necesita saber qué es “silla” y “alas” haber visto o tocado alguna para poder así reproducir en su mente lo que está en la imaginación del autor (es por esto que, en géneros como la fantasía, entre más detallada sea la descripción, más sencillo para el lector es sumergirse en ese nuevo mundo ya que como no todos tenemos las mismas experiencias, de otra forma no podríamos imaginar lo mismo que tiene en mente el escritor). Todo elemento de ficción tiene su anclaje en la realidad y esto debe ser así para que el relato pueda ser creíble y, por ende, disfrutado. Un buen relato de ficción mantiene un equilibrio entre lo inventado y lo real para que la historia no se vuelva inverosímil.

Si en la no-ficción, el autor hace un compromiso con el lector, en la ficción es lo contrario. Es el lector quien hace un pacto implícito al entrar en la historia, y es el de «suspender la incredulidad». Es decir, el lector ya no piensa si lo que está leyendo es verdadero o falso, sino que lo ve como algo posible. Este mismo pacto es compartido con otras artes como el cine y el teatro, en las cuales los espectadores nunca estarán pensando que, lo que están viendo, es mentira. Es por esta razón que es usual adaptar la literatura a estas artes, y viceversa. Podemos decir que, en la ficción, el lector decide creer en el autor al empezar la historia, pero esta confianza termina con la misma. En la no-ficción, la confianza en la veracidad de lo leído perdura hasta después de terminar de leer.

En necesario recalcar que, aunque los lectores decidamos creer al empezar a leer, no quiere decir que apaguemos todo pensamiento crítico en el proceso. Esa creencia en la posibilidad, está condicionada a que los hechos que sucedan respeten la lógica única que el autor ha decidido dar al relato. Es responsabilidad del escritor mantener esa confianza a lo largo de toda la lectura y tener en cuenta que, el lector no aceptará cualquier cosa solo porque lo diga el autor. (Las herramientas para mantener la credibilidad, varían entre género y género).

En conclusión, aunque las historias ficcionales son producto de la imaginación, no se tratan de mentiras, sino de reproducciones posibles de la realidad.

Aquí una lista de algunos géneros de ficción:

  • Fantástico, fantasía heroica, urbana.
  • Terror gótico, Terror moderno.
  • Ciencia ficción.
  • Distopía, Utopía.
  • Novela romántica.
  • Novela de detectives, Novela negra, Novela de espías.

Quiero hacer una mención especial a la novela histórica y el realismo mágico. Dado que ambos son géneros ficcionales que podrían confundirse con no-ficción por su alta carga de realidad.

La Novela histórica, tiende a confundir a muchos pues, la historia hace parte de los géneros veraces por antonomasia y suelen contener muchos elementos reales en cuanto a la contextualización y ambientación del relato. Pero no dejan de estar solo basados en…

Pongámoslo de esta manera, si estoy escribiendo la historia de amor de personajes ficticios en la actualidad y digo que fueron a votar en las últimas elecciones parlamentarias de su país, nombrando los candidatos actuales o si digo que se enviaron mensajes por whatsapp, esto no quita que siga siendo ficcional. De la misma manera, aunque mi historia está basada en la segunda guerra mundial y por muy exactos que sean los datos históricos, si los personajes o las situaciones que viven son inventadas, es ficción.

El realismo mágico, se refiere a la forma de mechar las situaciones fantásticas con la realidad. Difiere de la fantasía en que la mayoría de sus elementos se encuentran ambientados en el mundo real, pero aparecen elementos fantásticos, aunque del imaginario colectivo, interactuando con lo real. Como los fantasmas, dioses u espectros. García Márquez, por ejemplo, en Cien años de soledad narra con el mismo tono, el diario vivir de los personajes, así como las supersticiones pueblerinas que son tomadas como verdades porque así lo creen los personajes. También hace uso de la hipérbole y exageraciones como recurso para darle dramatismo a los eventos más naturales.

Ambos géneros mechan lo real con lo inventado tan intrínsicamente, que no puede separarse lo uno de lo otro.

Para más libros de ficción pueden acercarse al catálogo de Ediciones Frutilla.

Bueno, esperamos haber despejado algunas dudas.

Déjennos saber en los comentarios si les interesaría que ahondáramos más en todos los otros géneros literarios.

¡Hasta la próxima!

 Lilyth

Jefa de Edición E.F.