Es su seudónimo, y prefiere mantener su nombre real dentro del misterio. Cuando le preguntamos ¿Por qué “Cherka”? respondió que no tenía ni la más mínima idea, “La verdad es que creo que lo copié de algún lado, pero realmente no estoy muy segura”
Nacida y criada en los suburbios porteños, esta argentina es estudiante de Edición y es reconocida por su adicción a las tutorías y cursos de historia, filosofía y crítica literaria.
A sus dieciocho años y viviendo sola, Cherka niega denominarse escritora y se autodefine como “toqueteadora de teclados” y sostiene que “no soy talentosa, no por mí misma. Quizás mi talento es explotar el talento ajeno”.
Con un gato de mascota que no ayuda mucho (debido a sus constantes almuerzos de papel y lapiceras), intenta hacerse un camino en el mundo de la escritura y admite que “No me gusta escribir realmente, me siento demasiado expuesta, pero en vista y considerando que no puedo dejar de decir estupideces en un papel … ya ven”
Sus primeros escritos fueron “Morir o no morir, esa es la cuestión” y “Yo sé que vos sabes que ninguno de los dos sabe nada”, cuentos dedicados a autores reconocidos. “Mayormente le escribo a la gente muerta, a los muertos famosos, les pregunto por qué carajo hicieron lo que hicieron y me río de mi misma. También escribo sobre lo que veo, sobre la señora que cruza la calle todos los días a la misma hora o sobre el africano de la esquina de mi casa, que toma mate a las diez de la noche. Intento no mentir cuando escribo, porque más que nada, lo hago para mí misma.”
Actualmente solo posee publicada una antología de cuentos cortos llamada “Amor, Café… y esas cosas”
Cuando esta escritora no está escribiendo por insomne o corrigiendo errores de redacción, adora observar gente en la calle, teñirse el cabello, leer a toda hora, robar antigüedades y tomar café helado.